¿Has pensado en hacer un cambiar pero no sabes cómo? ¿Te da vértigo moverte de dónde estás? ¿Te encuentras en transición de carreras y no sabes por dónde empezar? Propulsa tu carrera con la ayuda de un mentor que te acompañe en este proceso.
Tómate un tiempo para reflexionar antes de actuar, para escuchar la voz interior, plantearte las cosas, ver con qué cuentas y dibujar un plan que te ayude a moverte de dónde estás. Si te bloqueas en algún paso, puedes contar con la ayuda de un mentor que a través de preguntas te guiará a definir tus objetivos y empezar a propulsar tu carrera.
¡Enhorabuena! Tienes un lienzo en blanco entre manos y tú eres el protagonista. No te dejes llevar por la sensación de abismo y empieza a ser el protagonista y propulsa tu carrera. ¡Adelante!.
El Mentoring de carrera profesional puede ayudarte a propulsar tu carrera. ¿Cómo? Te puede ayudar a adueñarte de tu carrera profesional, a empoderarte y a retarte para salir de tu zona de confort trazando un plan de acción.
La formación es tu gran aliado para que te acompañe a lo largo de toda tu carrera profesional siendo un recurso necesario para poder afrontar nuevos retos profesionales. Nuestro entorno VUCA (acrónimo de Volatilidad (Volatility), Incertidumbre (Uncertainty), Complejidad (Complexity) y Ambigüedad (Ambiguity) mucho más acentuado en este tiempo por el COVID-19 nos plantea cambios constantes y por ello, debemos replantear nuestra carrera profesional. Stephan Gabmeier propone cambiar el término por BANI (acrónimo de Frágil (Brittle), Ansioso (Anxious), No lineal (Nonlinear) e Incomprensible (Incomprehensible)). Dejando a un lado los términos que definan la realidad que vivimos lo que sí es cierto es que está nos exige que tenemos que aprender y desaprender de forma continua a lo largo de nuestra carrera profesional.
Hay dos conceptos que quisiera nombrar en los que te invito a que reflexiones en paralelo. Uno es el Upskilling y el otro el Reskilling. Ambos conceptos se refieren a la necesidad de aprender para propulsar la carrera profesional.
Con el Upskilling afinarás las habilidades que ya tienes y además, puedes aprender habilidades cercanas a las que ya tienes. La formación te encaminará en estar al día de las tendencias de tu sector, adquirir los conocimientos que necesites para tu puesto de trabajo y las funciones que habitualmente desarrollas.
Y con el Reskilling preparas tu carrera para el futuro dando un salto, buscando nuevas profesiones y nuevas formas de trabajar.
¿Alguna de estas opciones de formación te atrae para empezar a propulsar tu carrera profesional? Si aún no sabes por dónde empezar te invito a seguir leyendo.
El autoconocimiento es una parte fundamental para poder iniciar ese camino hacia propulsar tu carrera profesional.
Explora qué conocimientos ya tienes, qué te falta y cuáles de ellos necesitas para esta transición profesional. Bucea dentro de ti y sé honesto contigo mismo. Ahonda en tus fortalezas y áreas de mejora y si ves que tienes dudas pregunta a otros a que te ayuden a obtener esa información. Ellos pueden darte una visión que quizás no hayas tenido en cuenta. Te animo a que lo hagas y descubrirás muchas cosas.
Sé auténtico y sé tu mismo. Este proceso necesita que seas valiente y honesto contigo mismo.
Un mentor a través de preguntas puede acompañarte en ese proceso de autoconocimiento tan necesario para poder propulsar tu carrera allá donde realmente quieras orientarte. Te ayudará a mirar a la cara a tus miedos y a cuestionarte las creencias que no te dejan avanzar.
Surfea con toda esta información y te ayudará a encontrar esa ola que tanto anhelas. La confianza en ti mismo y la actitud que tomes ante el cambio serán palancas que te darán impulso para dibujar tu plan de acción.
El mentoring te ayudará a definir tu propósito y a construir tu plan de desarrollo desgranando tu objetivo profesional en acciones concretas.
Ese camino te llevará a poner en práctica acciones a corto plazo transformándolas en tareas pero también a visualizar una estrategia a medio y largo plazo. Ese plan te servirá como ruta pero día a día y mes a mes ya que tu eres el dueño de tu carrera profesional e irás revisándolo y haciendo los ajustes que creas necesario.
Te deseo un buen camino y mucha suerte en tu carrera profesional.
Si quieres que te acompañemos, no dudes en contactar con nosotros.
En los últimos tiempos, se habla mucho de propósito. Se dice que si encuentras tu propósito de vida y conectas con tu profesión con él, tu trabajo fluye de tal forma que no sientes que estás trabajando. Experimentas un estado de bienestar y de plenitud.
Pero, ¿cómo puedes conocer tu propósito para acercarte a él?
El término ‘propósito’ implica finalidad. Un ‘para qué’. El propósito de vida es el ‘para qué’, la finalidad última que tiene nuestra vida.
El propósito es transcendente y transpersonal. Va más allá de objetivos individuales, materiales o egóicos. Conlleva en sí mismo un componente de contribución, de servicio a los demás, a la sociedad, al mundo.
Conceptualmente, está muy cerca del sentido. El sentido tiene que ver con el significado. Así, pues, encontrar el propósito o finalidad a nuestra vida la dota de sentido o significado.
Este hecho conlleva en sí mismo una satisfacción, una sensación de plenitud, de estar alineado/as con la vida, un estar viviendo en ‘flow’. Pero, no sólo eso, es además un motor que nos empodera, y nos hace crecer.
Por eso es tan importante que conozcas tu propósito. Y que te conectes a él. Tu vida alineada con tu propósito dota de sentido a lo que haces, con quien te relacionas, lo que piensas y lo que sientes.
A pesar de que el propósito posee una cualidad de cierta permanencia en el tiempo, no tiene porqué ser el mismo durante toda la vida.
Las personas nos desarrollamos, vivimos diferentes etapas evolutivas. Nuestros intereses, cómo nos percibimos, cómo percibimos a los demás y a nuestro entorno son realidades cambiantes.
Cuando sentimos dificultad para conectar con nuestro propósito es una manifestación de nuestro ‘ruido’ interno. Es, de algún modo, un aviso.
A través del autoconocimiento y del desarrollo de las diferentes inteligencias: la emocional, la corporal, la social y la espiritual, vamos desgranando lo esencial y separando la paja.
Robert Dilts, uno de los maestros de la PNL, dibujó una pirámide para expresar lo que él llamaba los diferentes niveles neurológicos del cambio en la persona.
Dilts situó el propósito en lo más alto de la pirámide. La pirámide establece seis elementos de la vida en donde en cada nivel se nos hace una pregunta. Para Dilts, un obstáculo en cualquiera de los niveles nos hace vivir vidas tristes y vacías.
Si comenzamos por la base, observamos el siguiente orden de niveles. Tengamos en cuenta que la afectación en un nivel determinado influye y condiciona en todos los anteriores, es decir, en los de rango menor por así expresarlo.
Éste es el nivel más básico. Aquí puedes responder a las preguntas: ¿Qué tienes? ¿Dónde y cuándo haces lo que haces? Reconocer lo que tienes te permite ser realista. También te permite darte cuenta de tus limitaciones. ¿Qué quieres conservar y que quieres cambiar? Tanto en lo material como en lo espiritual. Hacer una lista te ayuda a concretar. Sólo cuando lo tengas claro, podrás pasar al siguiente nivel.
Lo que tienes y la situación actual en la que te encuentras es consecuencia de lo que haces y lo que has hecho hasta ahora. Reconocer el vínculo causa-efecto de nuestras acciones te permite llevar a cabo los cambios. Si cambias tus acciones, tu comportamiento, tu entorno cambia. ¿Qué haces en tu día a día? ¿Qué deseas obtener y qué debes hacer para lograrlo?
Lo que puedes hacer es la esencia de este nivel. ¿De qué eres capaz? ¿Por qué haces lo que haces y no haces algo distinto? Conocer las razones y los mecanismos que te llevan a decidir te permite tomar decisiones conscientes e inteligentes. Te llevan a decidir por convicción, en lugar de dejar que los demás o el contexto decidan por ti, por ejemplo. La convicción de estar en el camino correcto y haberlo decidido libremente te procura bienestar. Saberte capaz y tomar las decisiones alineadas con tus convicciones es lo que provee sentido, motivación y felicidad.
Los valores y las creencias son nuestras guías de actuación. También son filtros a través de los cuales interpretamos la realidad. Por eso en este apartado también se incluyen los metaprogramas. Tener claro cuáles son da consistencia y coherencia a nuestras vidas, a lo que decidimos y hacemos. Éste ya es un nivel más profundo. ¿Cuáles son tus valores esenciales? ¿Cómo percibes tu realidad?
Si tus valores te llevan a decidir lo que haces y lo que tienes, ¿por qué no te sientes bien? Tal vez hay algún desajuste, puede que no te conozcas lo suficiente y ello te lleve a desear lo que tienen otras personas, a hacer lo que otros quieren que hagas. Tal vez no estás conectado/o contigo mismo/a. ¿Sabes quién eres de verdad?
La identidad conecta con el autoconcepto, con el sentimiento de ser únicos, diferentes de los demás. Y con la idea de integridad y coherencia. Buscamos coherencia en lo que hacemos, como lo hacemos y por qué lo hacemos. En nuestra identidad se integra también un sentido de misión, de lo que hemos venido a realizar en este mundo.
¿Cuál es el sentido de tu vida? Si sabes para qué vives, será más fácil levantarte cada mañana, tomar decisiones, hacer lo que debes, valorar lo que tienes.
Si sabes lo que buscas en la vida, sabes lo que crees, sabes lo qué haces, por qué lo haces, decides cómo hacerlo y valoras lo que tienes, disfrutarás de bienestar. Te será más fácil caminar hacia tu meta, y tener claro tu propósito.
El propósito suele estar relacionado con la transcendencia. Es un nivel espiritual y transpersonal que va más allá del individuo o de la persona. Conecta con el sentimiento de pertenencia a algo más grande que nosotros, puede ser la familia, la sociedad, el mundo. Las preguntas se enfocan más en el “para qué” y “para quien”, en algo que va más allá de nuestra individualidad.
El propósito está conectado con un tipo de inteligencia, la inteligencia espiritual. Victor Frankl en su libro ‘El hombre en busca de sentido’ da buen ejemplo sobre cómo ejercitar este tipo de inteligencia.
Según la Wikipedia, “la inteligencia espiritual es exclusivamente humana y está basada en la sabiduría, nuestra capacidad de visión holista de la realidad profunda, de comprensión de contextos y totalidades significativas. Es la capacidad de trascendencia, de ir más allá de lo biofísico y social, más allá del cuerpo y las emociones. Opera con el ojo de la contemplación, es una inteligencia transpersonal porque se sitúa más allá del ego narcisista. Opera con visión universal. Es transracional, no se limita a la racionalidad instrumental mecánica de la ciencia. Es la única que puede darle sentido espiritual a la vida, es decir, generar sentido trascendente para vivir, alimentar la integridad de nuestra conciencia. También es la capacidad de relacionarnos armónicamente con la totalidad, de estar relacionados con el todo, es la capacidad de ser felices a pesar de las circunstancias.”
Algunas actitudes que te pueden ayudar a conectar con tu propósito y tu inteligencia espiritual son:
#1. Hacerte preguntas ante los sucesos de la vida, acerca de su sentido, del ‘para qué’ ocurre lo que ocurre en el momento en qué ocurre.
#2. Tomar perspectiva, es decir cambiar el punto de vista. Poner en marcha lo que algunas personas llaman ‘el observador’, es decir, mirar desde fuera para ampliar la mirada acerca de lo que te está sucediendo. Adoptar una mirada holística y sistémica.
#3. Mantener viva la curiosidad y una mentalidad de aprendiz. Ver de nuevo la realidad a través de una mirada “inocente”, curiosa, como si fuera la primera vez… Preguntarte si hay una forma distinta de hacer algo que se ha hecho siempre de la misma manera.
#4. Procurar equilibrio y armonía en tu vida, tanto en tu entorno físico, como en tus relaciones. Ello debe ayudarte a crecer, te debe enriquecer como persona. Lo que no suma en ese sentido, resta.
#5. Agradecer a la vida su generosidad, aprovechar cada momento como un momento único que es, y mirar con ánimo de aportar al mundo tu talento.
#6. Poner atención y estar presente en el ‘ahora’. Ser consciente de tu estado, tus pensamientos, tus actos, y decidir si están en línea con tus deseos.
El acompañamiento de un mentor o mentora puede ayudarte a encontrar tu propósito.
La adecuada formulación de preguntas en un proceso de mentoring te lleva a respuestas a las que, de otro modo, es muy difícil acceder. Es un camino de aprendizaje y transformación que induce a la reflexión, pero también a la acción.
Por ese motivo, un mentor o mentora profesional es una buena elección en procesos de cambio. Tal vez te planteas una reinvención profesional, el desarrollo de la marca personal, un reajuste en tu plan de carrera, conectar con tu auténtica vocación… cualquiera de estos objetivos serán exitosos si se alinean con tu propósito.
Quiero invitarte a realizar un curioso y, a la vez, bonito ejercicio para acercarte a tu propósito. Verás que es sencillo, pero eficaz.
Clica sobre este enlace para poder acceder a él. ¡Espero que te resulte muy útil!